Tengo una hija de 17 años a la que estoy enseñando a manejar. Esta ha sido una experiencia que me ha ayudado a descubrir lo nerviosa que soy y el miedo que provoca que se pueda exponer a un accidente.
Conociendo sobremanera mis límites, la mande de inmediato a un curso de manejo con especialistas y bueno, creí que esta sería la solución. Al terminar su última lección corrí a sacar su permiso de conducir y lo obtuvo rápidamente.
¿Y ahora? Lo que seguía era llevarla a practicar, que horror!!!
Son increíbles, absurdas y en ocasiones tan contradictorias las indicaciones que damos sobre lo que deben hacer, que al terminar cada sesión de entrenamiento y al estar a solas, no nos queda más remedio que reírnos de nuestras técnicas de enseñanza.
Estas son algunas de las cosas que hacemos instintivamente:
- ¡No Corras!, y volteas al velocímetro y …solo vamos a 40 kms. por hora.
- Se nos olvida que del lado del copiloto no hay freno, pero lo metemos con bastante frecuencia.
- Caray te he dicho que no pases tan rápido los topes, y uff nuevamente la velocidad ha bajado a 20.
- Mira, eso que va haciendo ese coche es precisamente lo que no se debe hacer e inmediatamente le gritamos ¡No voltees pon atención.
- ¿Cómo es posible que hayas elegido este cruce tan peligroso para que se te apague el coche?. Como si lo hubiera hecho a propósito.
Y bueno quise contarles un poco de esta experiencia, porque hace unos días navegando en el Facebook me encontré este video con el que me sentí plenamente identificada.